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La Psicología del entrenamiento

Un aspecto fundamental del entrenamiento deportivo y, quizás, el más básico es la cuantificación y control de la carga.


Esta hace referencia a las demandas que el/la deportista debe afrontar en términos, principalmente, de intensidad, volumen y frecuencia del entrenamiento. Todo entrenador/a sabe de la importancia de controlar convenientemente la carga mediante la manipulación de estas tres variables en la planificación deportiva: entrenar más/menos duro (intensidad), durante más/menos tiempo (volumen) o más/menos a menudo (frecuencia).


La adecuada coordinación de las mismas facilitará la mejora del rendimiento del/de la deportista en la dirección deseada y acorde con los objetivos establecidos.


Deportista preparando las pesas para su entrenamiento en el gimnasio

La otra cara de la carga: lo psicológico


Más allá de la carga física del entrenamiento, existe otro tipo de carga que también influye enormemente en la preparación y rendimiento de los deportistas: la carga psicológica. Aquí ya no hablamos de intensidad, volumen y frecuencia, sino de motivación, estrés y atención. Estas pueden aumentar o compensar la carga de entrenamiento según se manipulen.


Imaginemos que durante el periodo precompetitivo aumentamos progresivamente la intensidad del entrenamiento (aumento de la carga física). Asimismo, en las sesiones se proponen contenidos y ejercicios novedosos para los deportistas, a los que no estaban habituados hasta el momento. Esto les requerirá mayores demandas atencionales, por lo que la carga psicológica también aumentará y, por tanto, la carga total del entrenamiento será mayor.

Deportista haciendo estiramientos en una pista de atletismo

Si, por el contrario, los contenidos y ejercicios propuestos son sencillos y conocidos por los deportistas, las demandas atencionales se reducirán, disminuyendo la carga psicológica y permitiendo compensar la carga total. En general, a mayor motivación, mayor estrés y mayores demandas atencionales, mayor será la carga.


Si quieres saber como influyen otras variables psicológicas en el rendimiento deportivo, en este artículo te hablo de la autoconfianza.


Dos tipos de carga: física y psicológica


Podemos distinguir entonces entre dos tipos de carga del entrenamiento:


  • Carga física: Relacionada con las demandas fisiológicas del entrenamiento (intensidad, volumen, frecuencia).


  • Carga psicológica: Las demandas mentales que el/la deportista debe afrontar, especialmente relacionadas con motivación, estrés y atención.


Es importante tener clara esta diferenciación y la relación entre las mismas. Una adecuada carga física facilita las adaptaciones fisiológicas que permiten mejorar el rendimiento.Por su parte, una carga psicológica correcta optimiza la asimilación de esta carga física y promueve adaptaciones mentales igualmente necesarias para el rendimiento deportivo. Por ejemplo: el cumplimiento y asimilación del volumen del entrenamiento (carga física) será más probable si la motivación (carga psicológica) es elevada.


Hacia una planificación holística


Por lo tanto, es crucial que entrenadores/as y preparadores/as físicos/as consideren la carga psicológica como un elemento integrador dentro del diseño de sus programas de entrenamiento. Si se ignora o subestima, el riesgo de sobreentrenamiento, fatiga mental, desmotivación o lesiones puede incrementarse significativamente.

Entrenador de futbol dando el balón a un jugador

Por ejemplo, un/a atleta que se enfrenta a altos niveles de estrés externo (exámenes, conflictos personales, presión por resultados, etc.) puede ver disminuida su capacidad de asimilar la carga física, aunque esta no haya cambiado. Del mismo modo, una motivación baja sostenida en el tiempo puede reducir la adherencia al plan de entrenamiento y disminuir la calidad de la ejecución de la carga física.


En este sentido, es interesante utilizar herramientas y recursos necesarios para valorar y ajustar la carga psicológica y ponerlos a disposición de los/as deportistas. Algunos muy útiles son:


  • Cuestionarios de carga subjetiva

  • Escalas de percepción del esfuerzo (RPE)

  • Diarios de entrenamiento

  • Entrevistas periódicas con los/las deportistas


Conclusión


Entrenar no solo es cuestión de fisiología y energía, también lo es de psicología y emociones. El equilibrio entre la carga física y la carga psicológica es clave para asegurar una progresión efectiva y sostenible en el rendimiento. Incorporar esta perspectiva holística en la planificación del entrenamiento no solo mejora el rendimiento deportivo, sino que también contribuye al bienestar integral del/la atleta.


Si eres entrenador/a, preparador/a físico y/o formas parte de algun club deportivo y te gustaría disponer de un asesoramiento o formación personalizada sobre este y otros temas relacionados con la psicología del entrenamiento, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

 
 
 

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